Desde hace años, la Obra Social del Personal de Farmacia OSPF sostiene y mantiene que uno de los instrumentos fundamentales de la promoción de la salud y de la acción preventiva es la educación para la salud, que aborda además de la transmisión de la información, adoptar e implementar las medidas destinadas a mejorar la salud.
La Obra Social del personal de Farmacia realizará nuevamente durante 2015 las campañas de prevención como lo viene efectuando habitualmente, solo que además le agregaremos la vacunación antigripal, gracias a la colaboración de la Superintendencia de Servicios de Salud que nos pone a disposición las dosis que requerimos para que nuestros beneficiarios puedan estar vacunados en tiempo y forma contra la Gripe A (H1N1), para la época invernal de este año 2015.
Desde hace años, la Obra Social del Personal de Farmacia OSPF sostiene y mantiene que uno de los instrumentos fundamentales de la promoción de la salud y de la acción preventiva es la educación para la salud, que aborda además de la transmisión de la información, adoptar e implementar las medidas destinadas a mejorar la salud.
Dada la importancia que tiene hacer prevención, en primer lugar debemos recordar cuáles son los primeros síntomas a tener en cuenta: se puede manifestar un cuadro de fiebre repentina, tos, dolor de cabeza, dolor muscular y de articulaciones.
Para estos casos los médicos recomiendan:
No se automedique y acuda al médico.
Si se le diagnostica la enfermedad, colabore para no contagiar a otros.
Manténgase en su casa y en reposo.
Tosa y estornude orientando hacia abajo su boca sobre el ángulo interno del codo evitando proyectar el virus y no lleve sus manos hacia su boca, para no llevar el contagio a todo lo que toque.
El médico le indicará cuándo volver a la normalidad.
También es importante tener en cuenta:
Lavarse las manos frecuentemente con agua y jabón.
Tirar los pañuelos desechables en bolsas de plástico.
Ventilar y permitir la entrada de sol en la casa, oficinas y lugares cerrados.
Mantenerse alejado de las personas que tengan infección respiratoria.
No saludar con besos ni dar la mano.
Mantener especialmente limpia la cocina, el baño, manijas y barandas, juguetes, teléfono y demás objetos de uso común.
No compartir alimentos, vasos o cubiertos.
Tres niveles de prevención
La educación para la salud incluye no sólo la información relativa a las condiciones sociales, económicas y ambientales subyacentes que influyen en la salud, sino también la que se refiere a los factores y comportamientos de riesgo, además del uso del sistema de médico prestacional de salud.
Consideramos que la medicina preventiva es la especialidad médica encargada de la prevención de las enfermedades, basada en un conjunto de actuaciones y consejos médicos. Salvo excepciones, es muy difícil separar la medicina preventiva de la medicina curativa, porque cualquier acto médico previene una situación clínica de peor pronóstico. La medicina preventiva se aplica en el nivel asistencial tanto en atención especializada, como en lo que conocemos como la atención primaria.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define tres niveles de prevención como objetivo de la Medicina del Trabajo: Prevención Primaria, Secundaria y Terciaria, que suponen técnicas y objetivos diferentes, al considerar como criterio el conjunto salud-enfermedad, según sea el estado de salud del individuo, grupo o comunidad a las que están dirigidas.
A la hora de la prevención de cualquier enfermedad se habla de:
– La prevención primaria: evita la adquisición de la enfermedad (vacunación, eliminación y control de riesgos ambientales, educación sanitaria, etc.). Previene la enfermedad o daño en personas sanas.
– La prevención secundaria: va encaminada a detectar la enfermedad en estadios precoces en los que el establecimiento de medidas adecuadas puede impedir su progresión.
– La prevención terciaria: comprende aquellas medidas dirigidas al tratamiento y a la rehabilitación de una enfermedad para ralentizar su progresión y, con ello la aparición o el agravamiento de complicaciones e invalidades e intentando mejorar la calidad de vida de los pacientes.
Estos niveles preventivos no son incompatibles entre sí, se complementan, enriqueciéndose mutuamente en su implementación conjunta para mejorar la calidad de vida de la gente y la sociedad en su conjunto.
Eficacia del sistema de salud
En los últimos años las definiciones de las Políticas de Salud han pasado a considerar especialmente el valor de las prácticas de prevención. Estas han sido definidas sobre todo “como aquellas actividades que permiten a las personas tener estilos de vida saludables y faculta a las comunidades a crear y consolidar ambientes donde se promueve la salud y se reduce los riesgos de enfermedad. La prevención implica desarrollar acciones anticipatorias, es decir los esfuerzos realizados para “anticipar” eventos, con el fin de promocionar el bienestar del ser humano y así evitar situaciones indeseables. Trabajar en prevención es trabajar con las causas reales o hipotéticas de algo que, de dejarlo pasar ahora para tratarlo después significaría un gran costo en dinero, en sufrimiento y también en expectativa de vida. La prevención en el campo de la salud implica una concepción científica de trabajo, no es sólo un modo de hacer, es un modo de pensar. Es también un modo de organizar y de actuar, un organizador imprescindible en la concepción de un Sistema de Salud.
El Sistema de Salud es más eficaz en la medida que prevenga más de lo que cure. Es más eficaz desde el punto de vista colectivo, socialmente no es lo mismo una sociedad con avances cualitativos y cuantitativos en lo que a indicadores de salud se refiere, lo cual implica un bienestar de sus miembros. Lo importante es que es más eficaz porque, como se señala en el campo específico de las acciones profesionales, la prevención persigue “la identificación de aquellos factores que permitan promover la salud y la puesta en marcha de diferentes intervenciones, de cara a mantener saludables a las personas” y es precisamente el nivel de salud de las personas el máximo indicador de eficiencia de un sistema de salud cualquiera sea la Obra Social que lo ejerza.
Es difícil pensar en la prevención sin pensar en los cambios imprescindibles de estructura de un Sistema de Salud a nivel Nacional, pero sobre todo en los cambios de los modos de pensar, de los modelos teóricos de los médicos y hasta sistemas de creencias tan fuertemente arraigados en los profesionales que laboran en el campo de la salud y en las distintas disciplinas científicas en las que basan sus acciones. Estos cambios que debieran a nuestro juicio enunciarse en principios generales de las acciones de prevención en salud, serían los que podrían conducir a las tareas de prevención por un camino bien encauzado, más productivo y beneficioso para todas las personas sin distinción alguna.
Otros modos en los que se ha expresado esta inadecuada valoración de la prevención pueden ser que la imagen de que las acciones de prevención son acciones de salud “pobres de resultado o efectividad” o de segunda importancia. Esto se ve reforzado en primer lugar porque existe una representación de que los problemas que aborda son los de la marginalidad o la subjetividad, y en segundo lugar porque es lo único que se puede hacer cuando no hay otros recursos. Esto tendría que ser al revés, cuando pensamos en la extensión y el impacto de las prácticas de prevención de salud la idea sería pensar que si son importantes los portadores de una “conducta anti-salud” para la prevención, más importantes son los que aún no han desarrollado este tipo de comportamiento, serían estos los grupos de riesgo en el correcto sentido de la palabra, los que aún no están pero pueden estar.
Si el fin educativo de la prevención es favorecer la emergencia y desarrollo de un modo de vida saludable, hay que trabajar con los segmentos de población más propensos, los que se encuentran en esos grupos de riesgo probable. Ellos están “esperando” a ver qué hacemos tanto los que formamos parte del Sistema de Salud como el Estado. Si se les convoca, si se les facilita acceder a un modo de vida más sano y enriquecedor, probablemente, muy probablemente, se sumarán a este tipo de medicina preventiva y a todas las campañas que se hagan.
Estas clasificaciones que recientemente enunciábamos, de una manera u otra han estado presentes en las prácticas de prevención en salud que durante muchos años se han estado realizando, constituyen criterios útiles a tener en cuenta para reconocer el tipo de labor que estamos haciendo, pero se limitan a una concepción cerrada y arcaica del proceso salud- enfermedad. Tiene entonces una validez relativa, ya que su conocimiento es necesario como uno de los principios generales a aplicar en las acciones de prevención. Basándose en un modelo dirigido por el modo en que está organizado el Sistema de Salud, se debe igualar el nivel de prevención con el nivel de atención en salud.
Esperamos que estas clasificaciones resulten funcionales y prácticas, porque nos permiten también delimitar campos de acción y volver una vez más a las especificidades necesarias e imprescindibles, pues uno de los principios generales en prevención es que, para prevenir, uno debe conocer qué es lo que va a prevenir y cuáles son las principales patologías a examinar y estudiar, de manera que podamos hacer, luego, un buen trabajo preventivo. Por lo tanto, concebimos que prevenir también en curar.
Por Martín Sancaro