Historia de la FATFA


El 21 de diciembre de 1946, en el local de la calle Pasaje Catalina 72 de la ciudad de Córdoba, se reúnen un importante grupo de delegados de los distintos sindicatos de farmacias del país (Capital Federal, Rosario, Santa Fe, Mendoza, La Plata, Avellaneda y 4 de junio, Junín, Córdoba) en el Congreso de los Trabajadores de la Farmacia Argentina, con el fin de dar nacimiento a la Federación Argentina de Trabajadores de Farmacias y Afines (FATFA), cuya sede se establecerá en la Capital Federal.

La declaración de principios, aprobada por aclamación, dice textualmente que “La Federación de Trabajadores de Farmacia y Afines declara: Que el actual régimen social, al sancionar cada día una más irritante injusticia con el asalariado, obliga al proletariado a buscar en la agremiación las fuerzas necesarias para una eficaz defensa de su subsistencia. Que la desproporción entre los valiosos servicios prestados por el gremio a la conservación pública y el bajo nivel de salarios existentes pone en evidencia la explotación que soportan los trabajadores en manos de la clase patronal. Que una vez más queda demostrado que al asalariado se lo tiene sometido a un sistema de vida que solo permite vivir para seguir sirviendo a la producción. Por ello, la FATFA llama a todos los empleados del gremio a organizarse sindicalmente para ampliar las conquistas obtenidas en las condiciones de trabajo y de vida, hasta dejar establecida una real y verdadera justicia social”.

Luego de una serie de intercambios entre los representantes de las distintas delegaciones, se presenta un proyecto de estatuto que, luego de ser discutido punto por punto, termina siendo aprobado por unanimidad.
Una vez sancionado el estatuto que ha de regir a la FATFA, y habiendo pasado a un cuarto intermedio para el 22 de diciembre, pasa a conformarse el comité central.

El cónclave inicia también una serie de gestiones tendientes a conseguir mejoras laborales que estén acordes con las condiciones de vidas, y prevé la creación del título de auxiliar de farmacia en el orden nacional, para lo cual se hace manifiesta la necesidad de organizar cursos de capacitación con ese fin. Otro de los puntos tratados analiza la posibilidad de presentar un proyecto de ley mediante el cual se solicite a los poderes públicos el establecimiento de un sueldo mínimo para los trabajadores de la farmacia argentina, de acuerdo con la escala que se asigne. Asimismo se aprueba la creación de una bolsa de trabajo con el fin de proteger y asegurar el trabajo a todos los empleados de farmacia del país.

Se propone además que el 22 de diciembre sea declarado el Día del Empleado de Farmacia.
El congreso, en cuyo seno deliberaran exhaustivamente los representantes de cada una de las delegaciones asistentes, finaliza con un éxito rotundo que incluye una declaración que expresa el anhelo del Congreso para que se arbitren medidas tendientes a mejorar las condiciones de vida de toda la clase trabajadora.