El 11 de marzo de este año, el Gobierno anunció la implementación de un esquema de retenciones móviles a las exportaciones de granos y oleaginosas, que en lo inmediato significaban un aumento del 35 al 40%.
A continuación de ello, desde el conjunto de las representaciones gremiales agropecuarias, desde diversos medios de comunicación y desde varios sectores políticos de la oposición surgieron declaraciones y acciones rechazando la medida.
En numerosas localidades del interior del país nacieron protestas de productores, alineados o no con sus entidades representativas.
Ello derivó en cortes de ruta, llamados al lock-out, al desabastecimiento de los centros urbanos, y finalmente el “paro por tiempo indeterminado”.
Cacerolazos en la Ciudad de Buenos Aires y otros puntos del país ocurrieron -según los medios- “espontáneamente”, en apoyo al campo.
¿Qué se sabemos sobre el conflicto?
En torno al tema de las retenciones, la situación del campo, el lock-out y las políticas del gobierno, se dicen y se han dicho enormes cantidades de opiniones y análisis. Mucho de lo que se dice se plantea como verdad absoluta e indiscutible. Algunas de esas afirmaciones son:
Las retenciones son un impuesto “distorsivo”.
El campo es quien más trabaja para el país.
El campo es quien mayor esfuerzo hizo en estos años de recuperación económica.
El campo ya paga un montón de impuestos.
Si la soja se exporta casi en su totalidad, entonces debiera tener menores retenciones.
Es injusto que se hayan aumentado las retenciones después de que los productores hubieran sembrado.
En el campo hay mayoría de chacareros y pequeños productores; la llamada “oligarquía” es un mito.
Vamos a ver qué son las retenciones y luego a examinar punto por punto esta breve lista de afirmaciones que solemos escuchar con mayor frecuencia.
¿Qué son las retenciones?
Las retenciones son un impuesto a las exportaciones, en este caso de granos, oleaginosas y derivados.
Este impuesto capta una parte de la renta de la tierra, y en este caso de la renta extraordinaria motivada por los altos precios internacionales. No es lo mismo que los aportes sobre salarios o que el impuesto a las ganancias.
Las retenciones, por ser un impuesto al comercio exterior, son recaudadas por el Estado Nacional. Es así desde que se promulgó la Constitución Nacional de 1853, que establece que las aduanas son nacionales. Con ello se derogaba el privilegio de las provincias portuarias –Buenos Aires fundamentalmente- que definían y captaban para sí todos los tributos del comercio exterior.
Por esto, no es lo mismo que si el Gobierno “un día viene y me saca el 40% de mi sueldo”.
¿Qué efectos tienen las retenciones?
Las retenciones desacoplan el mercado interno de las bruscas variaciones de los precios internacionales. De esta manera apuntan a preservar el poder de compra de los ingresos de la población.
Las retenciones, según los diferentes porcentajes para diferentes productos, estimula o desalienta que tales o cuales cultivos predominen sobre otros. De esta manera apuntan a diversificar la producción y combatir el monocultivo.
Entonces, las retenciones a las exportaciones agropecuarias son un instrumento legítimo, que el Estado puede y debe utilizar, en virtud del mandato democrático de cada Gobierno, para regular el impacto de la volatilidad de los mercados internacionales, y resguardar al mercado interno –a los argentinos- de sus efectos no deseados, como la inflación y la escasez de oferta de ciertos productos.
El “campo” es quien más produce para el país
Respuesta: FALSO
El sector agropecuario, que tiene una gran diversidad de actores y de producciones (no sólo ganado vacuno, soja, trigo y maíz), es una parte importante de la economía, pero no es la fundamental, ni tampoco el sector más importante que produce y agrega valor. Veamos:
El PBI (Producto Bruto Interno) de la Argentina en el último año (2007) fue de 359.189 millones de pesos (*).
El sector agropecuario (agricultura, ganadería, caza y silvicultura) aportó 19.030 millones de pesos.
Esto representa el 5,3% de la economía nacional.
Es decir, de cada 100 pesos de bienes y servicios que se venden en Argentina, para consumir o para invertir, sólo 5,3 pesos provienen del campo.
¿Y el resto?
(*) a precios constantes de 1993 – Dirección de Cuentas Nacionales
El “campo” es quien mayor esfuerzo hizo en estos años de recuperación económica
Respuesta: FALSO
En principio, al crecimiento y la recuperación Argentina aportamos todos, especialmente quienes, desde los lugares más empobrecidos y golpeados por la crisis, buscaron la salida del trabajo, y la organización comunitaria para atender la emergencia social.
Pero en lo económico, tampoco: el PBI de la Argentina, entre 2002 y 2007, creció un 52,7%. (*)
Pasó de 235.235 millones de pesos, a 359.189 millones: una diferencia de 123.953 millones de pesos.
El sector agropecuario pasó de aportar 14.369 millones de pesos, a producir 19.030 millones: una diferencia de 4.660 millones.
Es decir, que el “campo”, aportó el 3,76% del crecimiento económico global habido entre 2002 y 2007.
¿Y el resto?
(*) a precios constantes de 1993 – Dirección de Cuentas Nacionales
El “campo” ya paga un montón de impuestos como para que ahora le pongan retenciones
Respuesta: FALSO
Se dice que las retenciones afectan la rentabilidad del sector agropecuario, es decir, sus ganancias. Pero ¿cuánto paga de Impuesto a las Ganancias el campo en relación a su importancia económica? Veamos:
En 2007, del total del Impuesto a las Ganancias, el sector agropecuario aportó 1.170 millones de pesos: el 4 %.
En cambio, la industria pagó 9 mil millones, que representa el 35 %.
Pero, en cuanto al valor agregado, el sector agropecuario representa –según vimos- el 5,3 % del PBI Argentino, y la Industria el 18,6 %.
Como el valor agregado de un sector es la suma del pago de salarios más las ganancias del empresario, y según datos de la AFIP el agro emplea menos gente y les paga menos en promedio que la industria…
Entonces, la proporción del valor agregado que es ganancia del empresario es mucho mayor en el campo que en la industria.
Esto significa, entre otras cosas, que el “campo” evade mucho más.
Si la soja se exporta casi en su totalidad, entonces debiera tener menores retenciones
Respuesta: FALSO
Por lo que vimos sobre el efecto de las retenciones en la producción y los precios, el Estado puede y debe intervenir, en virtud de la legitimidad democrática del Gobierno electo y en función del desarrollo nacional, armónico y equilibrado.
Aunque la soja no sea parte del consumo argentino, su continuo y sostenido avance en la superficie que año a año se siembra es un problema.
Cada hectárea adicional que se siembra con soja es una hectárea menos que hay para dedicarla a otros cultivos, a la ganadería o a la lechería.
El monocultivo de soja deteriora la tierra y requiere crecientes cantidades de fertilizantes y herbicidas.
El monocultivo de soja disminuye la diversidad de actividades agropecuarias, limita la oferta agroindustrial y destruye empleo rural.
Es injusto que se hayan aumentado las retenciones después de que los productores hubieran decidido qué sembrar
Respuesta: FALSO
Durante 2007, el precio internacional de la soja era de U$S 317,3 la tonelada.(*)
Las retenciones eran del 35%.
Entonces, el precio de venta que se podía obtener descontadas las retenciones era de U$S 206,2 la tonelada.
En febrero de 2008 el precio internacional de la tonelada de soja había aumentado a U$S 508, un 60%.
Las retenciones subieron a 40%, un aumento del 14,3%.
El precio de venta descontadas las retenciones llega así a U$S 304,8 la tonelada: un aumento del 47%.
Sin mover un dedo, y aún con el aumento de las retenciones, haber sembrado soja… fue un negoción!!!
(*) Chicago Board of Trade
En el “campo” lo más importante son los chacareros y pequeños productores, lo de la “oligarquía terrateniente” es un mito.
Respuesta: FALSO
Del total de las explotaciones agropecuarias de la Argentina, el 9,8% tienen más de 1.000 hectáreas.
Esas concentran el 78% de toda la superficie agropecuaria.
El resto de las explotaciones agropecuarias, que son el 90,2%, tienen una superficie menor a las 1.000 hectáreas.
Esas tienen el resto del 22% de la superficie agropecuaria.
Incluso más: los campos de menos de 100 hectáreas son el 58% del total de las explotaciones.
Pero tienen nada más que el 2,8% de la tierra.
¿Quiénes se benefician entonces con la baja de retenciones?
No al desabastecimiento
No a la violencia de los opulentos
No al lock-out empresarial
No el desperdicio de alimentos vitales
Que no nos vendan buzones
Que no nos mientan
¡¡¡BASTA DE ZONCERAS!!!
Por la redistribución de la renta extraordinaria
Por la redistribución de la riqueza
Por un campo sustentable
Por la Justicia Social