Aún bajo los efectos de la sensaciones producidas por la impresionante concentración popular en Plaza de Mayo y las palabras de alto voltaje político expresadas por la compañera Presidenta de la Nación en el acto conmemorativo del 203° Aniversario de la Revolución de Mayo, escribo estas reflexiones sobre el punto esencial de la convocatoria de ese día: la Década Ganada por el Pueblo y la Nación Argentina.
En tal sentido es imposible no remontarse en el tiempo a cuarenta años atrás, justamente a aquel 25 de Mayo del año 1973, cuando en ese mismo lugar cientos de miles de los que allí nos encontrábamos y otros millones de argentinos reunidos a lo largo y ancho del país celebrábamos la iniciación de un nuevo tiempo con la llegada del Pueblo al Poder, y coreábamos con fuerza y profunda convicción aquel estribillo “se van, se van, y nunca volverán”, que representaba el propósito de las luchas desarrolladas durante dieciocho años de resistencia popular.
Es lo que creíamos, pero no, no se fueron, sólo se replegaron y agazapados crearon las condiciones para volver. Volvieron no solamente los militares asesinos instrumentados para ahogar toda resistencia del pueblo y disciplinar a la sociedad en su conjunto. Volvieron también los tenebrosos personajes de la oligarquía conservadora y reaccionaria, para cumplir su rol de gerentes del poder económico internacional y de los sectores dominantes internos, y llevar a cabo el trabajo sucio de instalar definitivamente en Argentina el proyecto neoliberal del capitalismo salvaje, con las consecuencias devastadoras sobre la economía nacional y el pueblo trabajador.
El sideral crecimiento de la deuda externa, la privatización y extranjerización de las empresas del Estado, la entrega de la Soberanía Política de la Nación mediante obscena “relaciones carnales” con los EEUU y otros países imperialistas.
La imposición a mansalva de políticas económicas dictadas por el Fondo Monetario Internacional y el acatamiento a los lineamientos del Consenso de Washington fueron la plataforma de dominación de nuestro país, lanzando al abismo de la pobreza estructural y la marginación social, económica y cultural a muchos millones de argentinos.
Camino al 2001
Esta apretada síntesis refleja treinta años, es decir tres décadas durante las cuales Argentina, la sociedad toda, en particular los trabajadores ocupados y desocupados, transitaron un largo, demasiado largo, camino de frustraciones, postergaciones y de malestar social con su rasgo de individualismo y pérdida del sentido y sentimiento de la solidaridad entre los sectores más castigados por el modelo neoliberal. Otro efecto altamente negativo fue el escepticismo sobre los valores de la Democracia y el rol del Estado como articulador de los intereses de los diferentes sectores y la negación del sistema político como vía de representación ciudadana.
De tal manera que los veinte años de restauración democrática no cambiaron nada y, por el contrario, en la década de los 90´se consolidó el proyecto de nación sometida y el modelo de exclusión social, política y económica de la inmensa mayoría de argentinos, que devino en la crisis del 2001, que fue el punto de inflexión más profundo del recorrido histórico de la Argentina como nación independiente y una explosión social inédita simbolizada en aquel “que se vayan todos”.
Todas estas cosas acudieron a mi memoria al ver y escuchar en esa misma Plaza de Mayo a cientos de miles de jóvenes, y no tan jóvenes, experimentando la misma vivencia esperanzada como la de aquel 25 de Mayo de 1973. Eso sí, hoy diferente, porque aquello era el anhelo, y ahora lo es con la certeza que otorga un contexto de realizaciones, fruto de la gestión del Estado bajo la consigna de gobernar para los 40 millones de argentinos, con una clara opción por los trabajadores y los sectores desprotegidos de nuestra sociedad.
Recordé las luchas y a los luchadores que desde los años 60, 70´,80´ y 90´, no bajaron los brazos a pesar de las deserciones, las traiciones, la marginación política y hasta la indiferencia de la sociedad. Recordé que hasta el 2003 parecía imposible que alguna vez alcanzáramos los sueños, las esperanzas y las utopías por las que cayeron los 30 mil que aún buscamos. Me dije entonces que todas esas luchas y las vidas sacrificadas no fueron totalmente en vano, ahí están los frutos.
Por eso La Década Ganada es el emblema de este tiempo. Etapa iniciada el 25 de Mayo del 2003 que comenzó a remontar el abismo de decadencia del país y la pauperización de vastos sectores de la sociedad al que fueron condenados por las políticas de gobiernos antinacionales y antipopulares.
Esto lo digo sin desconocer las razones de los que honesta y legítimamente piensan que aún faltan muchas cosas por hacer para que el pueblo vuelva a creer en la Democracia, en el Estado, en la Política. Por sobre todo muchas otras para reparar las tremendas consecuencias de tanta injusticia social que flageló el cuerpo social de la nación.
Aun así creo que es también honesto y legítimo reconocer lo mucho que se ha avanzado y que puede constatarse comparando las situaciones en que nos encontrábamos al inicio de esta última década, con la realidad del país y de la sociedad en que hoy vivimos.
Allí están, para la constatación y aval a esta afirmación, los hitos que fueron marcando las decisiones políticas tomadas en estos diez años de los gobiernos nacionales y populares de Néstor y Cristina Kirchner: La política sobre los Derechos Humanos que abrió los cauces para que cientos de responsables de la mayor tragedia del siglo XX de los argentinos sean juzgados y condenados e instalando la búsqueda de la Memoria, la Verdad y la Justicia como principios y valores éticos y morales de toda la sociedad. Están también los actos de auténtica soberanía nacional representados por la renegociación con quitas de la Deuda Externa, formidable condicionante de una política económica autónoma, y la cancelación de la deuda con el Fondo Monetario Internacional, liberando al país de su tutelaje e imposiciones siempre en contra de los intereses del país. Otras decisiones trascendentes que consolidan nuestra soberanía son el rechazo a las pretensiones de los EEUU de imponer la política de dominación de la Alianza de Libre Comercio (ALCA), y la vigorosa política internacional que otorga a la Argentina autoridad y respeto en el concierto de las naciones a nivel mundial. De ello el impulso constante a la Integración Latinoamericana es quizás la de mayor trascendencia política y económica.
Otras decisiones que alumbran esta Década Ganada son la reindustrialización y reactivación del sector productivo con sus efectos beneficiosos sobre el mundo del trabajo, y las políticas económicas y sociales que permitieron la recuperación y nuevas conquistas para los trabajadores y para los sectores más desprotegidos de nuestra sociedad. Desde ya que lo mencionado son sólo algunos de esos hitos a los que podrían sumarse otros como la Ley de Medios de Comunicación Social, la Democratización de la Justicia. Y agregado a ello, la perspectiva de de una Nación soberana, de un país en constante avance y la certeza de que será posible sumar otra Década para celebrar y sentirla como propia. Con ello seguramente no sólo se saldará la deuda social pendiente, sino que será el reaseguro para avanzar y consolidar la Patria Libre, Justa y Soberana.
Por Manuel Reyes