Vamos camino a nuestro VXIII Congreso Ordinario de la FATFA, que desarrollaremos en la ciudad de Buenos Aires el 24 y 25 de octubre, en el marco de una realidad nacional que afecta de plano a la vida de los trabajadores argentinos. En ese aspecto, tendremos que evaluar cómo las organizaciones sindicales deberemos enfrentar la actual situación social y política por la que está en juego el futuro de nuestra patria.
Por eso es clave que el movimiento obrero halle herramientas adecuadas que le permitan situarse de la mejor manera para ejercer su papel social ante los ámbitos decisorios que marcan el rumbo de la sociedad.
El avance del neoliberalismo esgrime su cara más desalmada buscando instalar nuevas formas de flexibilización laboral, mientras ya ha logrado desarticular el tejido productivo, generado la pérdida de puestos de trabajo, achicado la capacidad de compra de los salarios a través del aumento de la inflación, los tarifazos y la devaluación de la moneda, y llevando a la pobreza e indigencia a cada vez más familias argentinas. En este marco, no hay futuro posible para nuestro país.
Por eso, creemos que la unidad del movimiento obrero debe ser el pilar fundamental para lograr avanzar hacia un país más justo, tendiente a forjar un modelo nacional y popular, verdaderamente inclusivo. En ese orden, deberán dejarse de lado el egoísmo y los personalismos, e incluso las diferencias ideológicas entre la dirigencia, para dar inicio a un camino de unidad en la acción y concepción, en el que se sume una oposición política con verdadero sentido social, para poder hacerle frente al neoliberalismo que pone en crisis a nuestro país, llevándose puesto los derechos que conquistamos con tantos años de lucha y la vida de dirigentes comprometidos con la causa nacional.
En este nuevo escenario, el movimiento obrero deberá evolucionar internamente, capacitando a sus jóvenes dirigentes para el futuro cercano, no solo con el fin de estar preparados para los cambios tecnológicos que dominan el sistema productivo, sino además para llevar adelante las organizaciones que hemos sabido sostener históricamente, aún en los momentos en que debimos soportar el agravio y la persecución. Por otra parte, deberemos hallar novedosas formas de lucha adaptadas a la vertiginosidad del presente y al humor social, y aprender a utilizar los nuevos medios de comunicación para lograr ponerle fin al discurso único que va contra el modelo sindical y degrada el sentido protector de sus organizaciones, y con la misma idea ayudar a visibilizar una realidad política que esos mismos medios disfrazan con peroratas.
La unidad del movimiento obrero, abierto al plano político, con organizaciones y dirigentes revolucionados en cuanto a la forma de lucha y expresión, nos propiciará un lugar destacado en los ámbitos de decisión política, y allí podremos instalar el modelo de inclusión que integre a todos los sectores sociales por igual, para poder alcanzar una Argentina Justa, Libre y Soberana que tenga futuro.
En ese marco, con un auténtico sentimiento popular, la FATFA y sus organizaciones adheridas seguiremos peleando sin tregua por el cumplimiento de los derechos laborales y sociales que asisten a los trabajadores de farmacia, pensando en el mañana de sus familias y en el destino significativo de sus sindicatos.
No ahorraremos esfuerzos por seguir recomponiendo los ingresos, porque el trabajo dignifica y el salario es la fuente de progreso y calidad de vida de las familias trabajadoras. La lucha, conjunta de la FATFA y los sindicatos no sabe de renuncios, seguirá inalterable mientras exista un trabajador a quien no le respeten sus derechos.
Por Roque Garzón