La responsabilidad social que asumimos las organizaciones gremiales supone una gran capacidad para interpretar los escenarios que inciden sobre el mundo del trabajo. Esto nos impulsa a analizar, con una visión verdaderamente amplia, la situación nacional e internacional en que estamos insertos. Por Roque Garzón
Producto del crecimiento intelectual y profesional que nuestra organización ha sabido conseguir en estos años decididos a dar mayores respuestas a nuestros trabajadores, el LVI Congreso General Ordinario que celebramos con representantes de todo el país supo emitir un documento final que nos enorgullece sobremanera porque determina un estado de situación preciso sobre las consecuencias del mundo globalizado al que pertenecemos, alerta sobre las secuelas a futuro y, en ese contexto, nos sitúa como país y nos indica el camino que debemos seguir como movimiento obrero organizado.
En ese marco, nos manifestamos “por una unidad que priorice el bienestar general por sobre cualquier problemática sectorial que pudiera desestabilizar a los trabajadores”. Este concepto, que fue el corolario de las dos jornadas de análisis que hicimos los dirigentes de todas las filiales de FATFA, significa para nosotros una consigna ineludible, un objetivo por el que trabajaremos sin medir esfuerzos durante este nuevo periodo.
Pero más allá de esta línea de acción decisiva, queremos citar los principales puntos de este documento que pone luz sobre la relación crisis internacional-política nacional-situación de los trabajadores.
Nuestro análisis
En cuanto al marco internacional claramente las crisis por las que atraviesan las potencias a nivel mundial terminan impactando en nuestra economía y nuestra sociedad de diferentes modos. Estados Unidos y gran parte de Europa se levantan muy de apoco de la recesión más larga y profunda desde la Segunda Guerra Mundial, y experimentan el ritmo de recuperación más débil de su historia.
Por otro lado, los países en desarrollo y las economías en transición continúan impulsando la recuperación mundial, pero se prevé que el crecimiento de la producción también se vaya desacelerando en 2011 y 2012.
La crisis está provocando, de algún modo, una recesión mundial, o si se quiere está prolongando la recesión que se inició hace tres años y que, según como lo consideremos, en algunos aspectos nos afecta y en otros beneficia a nuestro país.
Es indudable que los mercados cambiaron de rumbo, parece que la película la estén pasando al revés. Que nosotros, los argentinos, estemos viendo la película de la recesión, la falta de trabajo, la migración de personas a otros países, los grandes problemas sociales y que no seamos los protagonistas, es algo impensado, al menos para este momento de nuestro país o a tan poco tiempo de la gran crisis que nos tocó vivir en el 2001 y 2002.
“Los Indignados” (también se están sumando en Estados Unidos y en Grecia), hartos de que no les ofrezcan ningún porvenir, la Juventud sin futuro -surgido en varias universidades españolas- convoca manifestaciones en distintos lugares de España, bajo el lema “Sin casa, sin curro (trabajo), sin pensión (jubilación), sin miedo”. Más organizaciones nacidas en Internet y redes sociales se sumaron a la protesta. ¿Alguien se preguntó por qué se manifiesta una generación a la que algunos califican despectivamente como “ni-ni” (ni estudia ni trabaja)? Pues por la tasa de desempleo juvenil -son 4,7 millones y duplican la media de la Unión Europea-, por la reciente reforma del sistema de pensiones, por unos sueldos hasta un 40% más bajos que los adultos y porque, en resumen, se niegan a ser la primera generación que, siendo la mejor formada de la historia, viva peor que sus padres. También hay más razones, como la reforma laboral, que aumenta la temporalidad -que ya es del 45%- o la mercantilización de la educación pública.
Visto el panorama que acontece a nivel mundial, comenzamos a entender cómo repercute en el plano nacional. En la memoria anterior también hicimos referencia a la etapa por la que atravesaba nuestro país inserto en la crisis del capitalismo mundial, y que nos generaba cierta incertidumbre de que pudiera significar un retroceso en las conquistas de los derechos de los trabajadores. Hoy podemos decir, por suerte, que los derechos de los trabajadores no se vieron afectados. Por ello, ahora más que nunca, las organizaciones sindicales deben establecer y adoptar una política sindical con dirección y rumbos definidos, cuyos ejes fundamentales sigan siendo preservar y fortalecer la defensa de los derechos de los trabajadores de todo el país, fortaleciendo la congruencia en el discurso y en los hechos, pero además articulando un política sindical incluyente, plural, democrática, propositiva y abierta a la sociedad, un sindicalismo que responda a las necesidades y nuevas exigencias de los trabajadores, siempre participativo y comprometido con las grandes causas de la Nación. Este año nos tuvo como protagonistas de grandes hechos laborales y también de funestas persecuciones mediáticas donde nos quisieron “demonizar” haciéndonos responsables de cuestiones que poco tienen que ver con la función meramente sindical.
El monopolio de la información (grafica, oral y televisiva), sintiéndose afectado por la flamante Ley de Medios y tratando de socavarle votos a la actual conducción política nacional, vio como una herramienta destructiva –al igual que sus aliados políticos- atacar sin miramientos a los integrantes de la CGT y cuestionar a todo dirigente de las Obras Sociales Sindicales, al punto tal de imponer, en las mismas páginas, que el Gobierno Nacional quiere quedarse con las Obras Sociales, o como dijeron “con la caja” de las Obras Sociales , como si lo único que importara fuera eso y no la salud que está en juego de nuestros beneficiarios. Como será de tentadora y fructífera la citada “caja” de las Obras Sociales, que nuestra organización federativa, la FATFA, año tras años subsidia a la obra social OSPF. Razones como esta explican el desconocimiento y la intencionalidad de distorsionar la realidad al resto de la población que desconoce estos pormenores.
Los sindicatos no son sólo una organización que representa al trabajador, sino un actor social importantísimo para la sociedad en su conjunto, que expresa la identidad social de los trabajadores.
¿Cuál es la conclusión a la que podemos arribar? que si se ataca al sindicalismo están atacando al sistema democrático, y a la inversa, si se ataca al sistema democrático también de algún modo se pone en riesgo la política sindical, por cuanto debemos estar preparados y capacitados para afrontar este tipo de situaciones con la seriedad del caso, ya que aquellos que no comparten y embisten este modelo de conducción nacional son los mismos que fagocitaron los gobiernos de factos de turno que tuvo nuestro país.
Por eso, reiteramos nuestros votos y compromiso de aportar los esfuerzos para que nuestra Federación pueda profundizar la unidad monolítica en el proceso institucional y sentar las bases políticas y sociales que permitan reconstituir la confiabilidad en la justicia social y concientizar a todos los trabajadores que la cultura del trabajo es la llave que le abrirá las puertas de su desarrollo integral y laboral.
El compromiso político de esta Conducción Nacional tiene como finalidad mantener la unidad de los trabajadores de farmacia en el marco institucional de FATFA, como también la unidad nacional del Movimiento de los Trabajadores Argentinos en la construcción del Proyecto Nacional y Popular, con una representación única priorizando el bienestar general sobre cualquier otra problemática sectorial o personal que pueda desestabilizar a los trabajadores.