En esta oportunidad quiero poner de manifiesto la responsabilidad que significa representar a los trabajadores en una organización sindical como la nuestra, desde el momento mismo en que decidimos aceptar los cargos que encabezamos. Cada uno de nosotros tiene la obligación de demostrar día tras día lo que es capaz de dar y hacer en pos de la filosofía que compartimos con el movimiento obrero: ser una institución trascendente, que no esté escindida de la sociedad. Por Roque Garzón
En esta oportunidad quiero poner de manifiesto la responsabilidad que significa representar a los trabajadores en una organización sindical como la nuestra, desde el momento mismo en que decidimos aceptar los cargos que encabezamos. Cada uno de nosotros tiene la obligación de demostrar día tras día lo que es capaz de dar y hacer en pos de la filosofía que compartimos con el movimiento obrero: ser una institución trascendente, que no esté escindida de la sociedad.
Cuando decimos que debemos poner en acción a los sindicatos o impulsar sindicatos abiertos a la comunidad, nos referimos a situar a la organización sindical como un ente intermedio para poder transmitir a instituciones sociales y políticas las problemáticas que observamos cotidianamente por el hecho de estar en contacto permanente con la gente.
Por lo tanto, concebimos a la organización como un grupo social que pertenece a toda la comunidad. En palabras de Juan Domingo Perón, participar de una comunidad organizada.
Al ser parte de una organización social como lo es un sindicato, quienes lo conducimos tenemos no solo la obligación de mantener y profundizar el contacto con las bases, sino de hacerlo extensivo a la sociedad, al espacio territorial y social donde estamos insertos. Y en ese aspecto, la responsabilidad de un dirigente sindical es mucho más amplia que conocer la actividad y estar al corriente de las cuestiones que atañen a nuestros representados. Es una responsabilidad social en el sentido más absoluto de la palabra.
Desde esa óptica, el compromiso dirigencial se multiplica, va desde obtener soluciones laborales para el trabajador, pasa por dar respuestas a las necesidades integrales de su familia, y así hasta alcanzar el punto culminante en el contexto de la sociedad.
Cabe como ejemplo comentar que hace seis meses inauguramos en la ciudad de Salta el Centro Sindical de Capacitación y Formación Comunitario, que funciona en la sede del sindicato de trabajadores de farmacia, dirigido a los trabajadores que demanden el aprendizaje de oficios, que ha extendido sus fronteras para ponerlo a disposición de las demás organizaciones gremiales de Salta y del NOA y que a partir de un convenio con el Ministerio de Trabajo local dicta cursos de capacitación laboral dirigidos a toda la comunidad.
Y hace muy poco, durante la Semana de Mayo, e incluso el Día de la Patria, los trabajadores de farmacia abrimos literalmente nuestra organización madre para trasladarnos a Mar del Plata, donde instalamos policonsultorios para atención de la salud preventiva, dirigido tanto a nuestros trabajadores, como a los de otros gremios y lo hicimos abierto a los vecinos de la ciudad.
En esa oportunidad, afirmé que los sindicatos no solo deben trabajar hacia adentro, respondiendo a su tarea gremial intrínseca, sino que deben abrir sus puertas a quienes más lo necesitan. Y reiteré que hoy hace falta un plan de salud que contenga a todos ya que hay poblaciones que no tienen acceso a ningún tipo de atención médica. Por eso las organizaciones que podemos hacer campañas como ésta tenemos la obligación moral de extenderla a la sociedad. Así lo entendemos y por eso también repetiremos la experiencia en otros rincones del país.
Pero más allá de esta campaña que viene a reafirmar nuestra concepción sindical, la participación social de la FATFA y sus sindicatos es permanente. Así como impulsamos la denominada ley de medicamentos, nos ocupamos de seguir instalándola en cada ciudad y provincia donde nos es posible. Para eso hacemos concientización, pero además les alcanzamos a los concejales y legisladores nuestra experiencia de trabajador de farmacia y el conocimiento concreto de la actividad porque estamos ligados a la salud de la población, por lo tanto, no podemos ser ajenos y debemos acercar soluciones.
Más allá de nuestra propia organización, pensamos que el de puertas abiertas es el modelo que debemos seguir los sindicatos y cualquier otro actor social. Pero es indispensable que el acercamiento a la sociedad sea sin ningún tipo de especulación. La especulación no suma, lo que sirve es la satisfacción que nos da como ciudadanos con compromiso aportar respuestas, como ciudadanos de un país que merece que demos lo mejor por los que más lo necesitan.
La Argentina que podemos alcanzar es una con futuro y para todos. Si nos ponemos a trabajar juntos y dejamos de lado cuestiones personales, si tenemos la visión de un país inclusivo y ponemos el mayor esfuerzo, la Argentina mejor que soñaron los compañeros que dieron su vida por ese ideal será posible. Vale la pena el esfuerzo… Por eso, hoy más que nunca debemos hacer Patria. Y en el movimiento obrero, hacer patria es poner a los sindicatos en acción, es abrirlos aún más a la sociedad.